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Del Lector: Nuevo desorden mundial

  • Foto del escritor: Editor
    Editor
  • 12 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Me pregunto si después de esto vamos a asistir a un nuevo orden mundial. O por lo menos a un cambio en los paradigmas. Voy a ahorrar el tiempo de leer todo lo que sigue. La respuesta es NO.


Si queremos analizar la naturaleza del hombre, en primera instancia debemos ir al génesis. Despojarlo de civilización. Ponerlo en situación precivilizante.


Nueva York comenzó a enterrar cadáveres sin reclamar en una fosa común en la isla de Hart Hobbes –inglés, siglo XVII- pensaba que en estado de naturaleza, “el hombre era un lobo para el hombre” y que en ese estado lo que impera es “el todos contra todos”, porque el ser humano es agresivo y egoísta. Rousseau, quién pertenecía a la misma escuela, no pensaba así. Nos decía que “el ser humano es bueno y empático” porque “si uno de esos salvajes ve a otro sufriendo va a socorrerlo, a ayudarlo”. Pero acá viene lo más interesante de su pensamiento: “Lo que hace al hombre malo, lo que despierta su agresividad es el momento en que el primero dijo “esto es mío”, la PROPIEDAD. Porque si esto es mío, otro puede decir, “pero yo también lo quiero” y “así aparecen la competencia, la envidia y la agresividad”. No por nada Rousseau inspiró a tipos como Belgrano, Castelli, Moreno o San Martín. Pero también hay terceras posiciones, que sí parecerían ser naturales al ser humano, y no se podían hacer esperar: Hay todo un crisol, por supuesto: Erich Fromm une, aglutina, ambas visiones reconociéndolas, haciéndolas convivir. Supone un problema existencial que no nos permite definir bueno o malo dentro de un tipo. Para él somos instintivos como los animales, pero con eso no alcanza: “debemos socializar para sobrevivir”, “debemos organizarnos en sociedades que nos den protección y seguridad…para sobrevivir”. Si tuviera la oportunidad de tomar un café con Fromm le preguntaría si la necesidad de agruparnos en sociedades es producto del instinto irracional (animal) o del pensamiento elaborado, racional y evolucionado (humano). Fromm propone una salida, y ésto es muy valioso en un mundo de iluminados con pocas ideas. El observa que el ser humano se disoció de la naturaleza por estar en otro estado evolutivo. Nosotros sabemos que vamos a morir, podemos valorar que es bueno o malo. Una hormiga no. Y que ésta condición nos separó de la naturaleza. Propone “recuperar la unidad primordial”, la unidad con el todo; la naturaleza. Y acá quería llegar. ¿Después de que éste virus deje sus muertos, y todos los muertos por efectos colaterales, el ser humano cambiará? ¿Existirá un nuevo orden mundial basado en el amor, la paz, la comprensión? ¿Existirá un replanteo filosófico de lo que somos, a dónde vamos? ¿Existirá un nuevo orden mundial económico y político? ¿Un nuevo mapa mundial desde los paradigmas? No!!! San Juan vivió dos terremotos, hay registros históricos de un tercero, allá a lo lejos. Hubo solidaridad de todo el país, principalmente en el del 44. Historias terribles, pero se salió. Costó, pero se salió. ¿Hubo un cambio de paradigmas? NO. EEUU vivió un atentado descomunal en Nueva York que tuvo connotaciones mundiales. Argentina también tuvo su embajada de Israel y la AMIA, pero nadie puede negar que lo de las Torres Gemelas no fue un desastre que rompió las fronteras de ese país. Y ese evento se hizo mundial. Historias terribles, pero se salió. EEUU salió a los tiros. Aniquiló a un país entero llamado Afganistán y no solamente a Al qaeda, organización con más de uno de sus líderes socio de Bush en los negocios del petróleo, entre ellos Bin. ¿Hubo cambio de paradigmas? NO. Epidemias, guerras, hubo muchas. (En honor a la verdad nunca hubo una pandemia como ésta). ¿Hubo cambio de paradigmas? NO.

El ejercito y empleados municipales de Córdoba en Argentina multiplican las excavaciones para anticiparse al coronavirus. La segunda guerra mundial si generó un Nuevo Orden Mundial. Cambió el mapa totalmente. Y económicamente el mundo a la fuerza realizó cambios. Durante la guerra la economía fue de guerra. En la posguerra la economía fue de posguerra. Algunos países forzados por la situación y otros por el fusil de Stalin cambiaron su economía. Esto tampoco generó un cambio de paradigmas. Más bien todo lo contrario. Para Hitler el enemigo era el comunismo, para Roosevelt y Churchill también, pero necesitaban el fascismo comunista de Stalin para aniquilar al fascismo capitalista de Hitler. Triple alianza y chau Hitler. Ahora a repartir el mundo. La posguerra nos demuestra que no hubo un cambio de paradigmas sino una agudización de los hasta ese momento, dos paradigmas antagónicos. La idea de Fromm de vincularnos más a la naturaleza (para ser más humanos) se ve lejana sino resolvemos primero los paradigmas que tenemos planteados desde que esa maquinita a vapor comenzó a rodar por Inglaterra generando una revolución industrial a escala planetaria. Este virus se podría llevar cerca de un diez por ciento de la población mundial y algunos calculan que las consecuencias económicas pueden llevarse un diez por ciento más. Si esto se llegase a confirmar con el paso del tiempo nadie podrá negar el impacto que esto va a tener sobre el planeta, desde lo político, lo económico, lo social. Pero no sueñen con un cambio de orden ni de paradigmas. El ser humano muestra en estas situaciones lo mejor y lo peor de sí. Y luego de las crisis vuelve donde mismo, a su dicotomía. Y a nivel social, se volverá a los paradigmas que hasta hoy lo dominan, los que supo construir. Aquellos que se abrieron con la revolución industrial, pasaron por guerras y distribución del planeta, epidemias, terremotos, tsunamis, crisis financieras, calentamiento global, y ahora verán pasar ésta pandemia. Siento cierta desconfianza por las ideas y los deseos de que todo esto nos hará mejores, nos dará lecciones que cambiarán nuestras vidas. Esas ideas las vemos en todas sus variantes en tiempos de coronavirus: memes, frases, perfiles, estados y hasta periodistas, filósofos y politólogos. Quizás sea instintivo en el ser humano desear el bien común y hasta materializar ese deseo con actos solidarios. Quizás sea instintivo también el “rascarse pa´dentro” y el “sálvese quien pueda”. La proyección que da el espejo donde me miro no se divide en dos: el malo y el bueno. Veo un tipo mezcla de ambas cosas: Seremos un poquito mejores luego de esto o quizás unos poquito peores pero en esencia seremos los mismos. La esencia de los hombres está dictada por su naturaleza, pero también, y sobre todo, por el mundo que supo construir. Ese mundo será mejor, más justo y más digno de ser vivido, no como resultado de plegarias ni de buenas intenciones vaciadas de contenido, tampoco como resultado de las lecciones que nos deje una pandemia destructiva: El cambio será social o no será. Y será doloroso. Y dejará más muertos que cualquier virus. Hemingway escribió alguna vez: “El mundo es un buen lugar, por el que vale la pena luchar”. Coincido con lo segundo. *Eduardo Augusto Alcayaga D.N.I 24.972.989 **Para que publiquemos tus opiniones envía titulo "Opinión" a eldeportivoargentina@gmail.com con Nombre Apellido y Documento Nacional de Identidad**

 
 
 

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